28/03/2019
Un techo logrado con fe y perseverancia
La “L” en la puerta de su cuarto la delata; fue el souvenir institucional del Día de las Madres 2017, elaborado por jóvenes con Síndrome de Down. Con 20 años contratada, Luisa Pérez es una verdadera entusiasta de la institución que a finales del año pasado premió su disciplina financiera con el inicial de su vivienda bajo el nuevo esquema del programa Un Techo por Nuestra Gente.
Luisa ha sido la primera en mudarse de los ocho beneficiarios ganadores de 2016, asesorada por Martha José, su gerente en la sucursal El Brisal. Recibió la noticia en la fiesta de Navidad y tres meses después sabía cuál apartamento quería en el sector Bello Campo, próximo a Villa Faro. “Activé a mi gente, les especifiqué de qué monto lo quería y las condiciones; Jehová usó a APAP para darme algo. Fue una profecía, una promesa cumplida”, cuenta.
Única mujer de tres hermanos, se define experta en armar y desarmar. Quizás por eso no tuvo un día de mudanza sino que duró dos meses movilizando cosas gracias a los amigos, hasta que finalmente tomó sus vacaciones para cerrar el proceso.
En complicidad con sus hijos, quienes al principio no creían que se mudarían cuando vieron todas las reparaciones que había que hacerle al apartamento, disfruta verlos jugar desde su terraza en el primer piso, segura de que fue la mejor decisión para su futuro.
“Esos talleres deberían tomarlos todos los empleados desde que entran”, afirma convencida de que la experiencia le ha cambiado la vida. “Solo cuando entendí que debo tratar de que mis ingresos sean mayores a mis gastos comencé a dejar muchos hábitos que uno mantiene sin darse cuenta, para tener un gasto más saludable”.
Septiembre 2017
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