28/03/2019
Palabras Mildred Minaya
Hoy celebramos la conquista de una nueva montaña. El logro de una nueva meta. Una nueva meta que no es más que el punto de partida hacia las próximas metas que nos traza la vida y que solo terminan con la vida misma.
Tengo la certeza de que Dale un Chance, nuestro programa de pasantía laboral que promueve la movilidad social a través de la educación superior, es la más fiel expresión del compromiso social de APAP.
Estoy convencida que este programa es la mejor respuesta que podemos dar a los problemas de inequidad y de acceso a la educación que tenemos en nuestra sociedad.
Adecuándose a los tiempos, los programas de la Obra Social APAP han ido encontrando nuevas y mejores formas de invertir sus recursos.
Hemos ido buscando modos de actuación que integren el trabajo voluntario de nuestra gente; hemos aumentado el impacto de sus acciones asumiendo poco a poco un nuevo modelo que pretende alejarse cada vez más de las prácticas benefactoras y asistencialistas que tanto socavan la dignidad humana.
Dale un chance es esa idea progresista que se originó hace tres años en la cabeza de Amelia Prota buscando un espacio para que en el programa de verano, concebido exclusivamente para hijos de empleados, entraran los hijos de personas de la comunidad con escasa o ninguna oportunidad de movilidad social.
La excelencia académica y la vulnerabilidad socioeconómica eran las exigencias básicas para abrir las puertas a estos jóvenes bachilleres.
Dale un Chance es una muestra del empeño de APAP por adaptarse al nuevo paradigma de inversión social privada. Del esfuerzo por invertir con efectividad en el desarrollo de las comunidades. De la necesidad de cambiar la ayuda puntual, coyuntural, asistencialista y paternalista por resultados tangibles, medibles y sostenibles.
Este ha de ser el empeño de la Obra Social APAP: transformar vidas, facilitar herramientas para el crecimiento y el aprendizaje. Eso hace Dale un Chance: transforma vidas. Y las transforma para siempre.
Hace tres años iniciamos este programa con un alcance limitado de recursos que felizmente hemos ido superando. De un programa de pasantía de 6 semanas pasamos a 12 semanas; de una beca universitaria, a tres becas. De tres becas a seis y de seis a ¿?. Eso lo veremos ahorita. A la PUCMM le sumamos INTEC y UNAPEC, suscribiendo acuerdos con estas universidades y creando nuestro propio fondo de becas con una inversión que ya supera los 20 millones de pesos y que garantiza la continuidad y sostenibilidad del programa.
Sumamos nuevos voluntarios en calidad de mentores y guías de áreas; aumentamos el número de horas y mejoramos el esquema curricular de los talleres complementarios, integrando a dos especialistas externos en las áreas de matemáticas y metodología de la investigación. Con la asistencia de profesionales de la conducta establecimos un sistema de evaluación conductual y de pruebas vocacionales que permitieron reorientar las habilidades y destrezas cognitivas de nuestros pasantes.
Las alianzas interinstitucionales, esas redes de apoyo tan importantes para nutrir y fortalecer nuestro programa, aprender mejores prácticas y sumar voluntades, también han tenido un espacio cada vez mayor en nuestro horizonte. Si en las escuelas politécnicas de Fe y Alegría encontramos nuestra fuente de jóvenes pasantes, este año en la Fundación Siempre Más encontramos una nueva fuente de inspiración.
APAP en la cima fue nuestro lema al escalar los tres mil 87 metros de altura del Pico Duarte. La primera conquista de la promoción Dale un Chance 2013.
Al liderazgo de nuestros mentores, de nuestros vicepresidentes, profesores y facilitadores, se sumó este año la incomparable fuerza de voluntad, el arrojo y liderazgo del equipo de la Fundación Siempre Más.
Como pueden apreciar, ninguno de los programas de Inversión Social APAP le pertenece a un departamento en particular. El eje de Dale un Chance es la confluencia del voluntariado APAP, la permanencia de las instituciones y de las personas que nos dan soporte y que nos ayudan a ser mejores.
Toca en esta parte agradecer especialmente a Rosa ortega, por tomar las riendas del programa con tanto temple, con una excelente disposición y extraordinaria coordinación.
Mi reconocimiento a Rosa por sumar esta responsabilidad a la gran carga laboral que lleva; a Jeimy, que al igual que Rosa también sumó a su intensa agenda organizativa, con minuciosidad y dedicación, las actividades de cada día durante estos tres meses. A Gustavo Ariza, nuestro VP ejecutivo, por su inmenso apoyo al programa, por confiar en el equipo que lo impulsa y por modelar frente a los pasantes su estilo de liderazgo participativo, cercano y sencillo. A los mentores, por la dedicación y el seguimiento con sus pasantes; a Amelia Prota, por haber concebido este proyecto, por mantener su entusiasmo, y su apertura a la mejora continua.
Como dije al inicio, tengo la certeza de que Dale un Chance es un programa ideal para promover mejores prácticas, validar nuevas metodologías y remarcar la diferencia entre asistencialismo y desarrollo social.
Comparto esta cita de uno de los documentos de la Red Interamericana de Fundaciones y Acciones Empresariales para el Desarrollo (REdAmérica): “El sector privado puede contribuir de forma audaz, significativa y complementaria con su acción y su voz a la meta de superar la pobreza, la exclusión y la desigualdad”
Esto hacemos en APAP. Dale un chance no regala pescado. Dale un chance enseña a pescar.
Palabras Emely Pichardo
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